Los 60 fueron una década marcada por la experimentación, la diversión, la libertad y la energía. Ya fuera viajando en motocicleta o acelerando un coche deportivo, vivir a toda velocidad estaba a la orden del día. Percibiendo este cambio de ritmo, Willy Breitling se aprestó a diseñar un cronógrafo poco convencional que plasmaba el ímpetu de aquellos tiempos. Lo llamó Top Time. Esa vehemente tradición continúa hoy con el Top Time B01, que presenta correa de carreras de piel perforada, escala de taquímetro para la velocidad y esferas internas en contraste cuya forma intermedia entre un cuadrado y un círculo recuerda los indicadores de un salpicadero de la época. También trae bajo el capó un motor del que merece la pena presumir: el excepcional Calibre 01 de manufactura Breitling.